martes, 2 de octubre de 2012

Antecedentes Históricos de Canadá


Los primeros europeos que llegaron a Canadá fueron los escandinavos, cuando en el año 1000 Leif Ericsson y Biorm costearon parte de la actual Nueva Escocia y navegaron en aguas del Golfo de San Lorenzo, llamando Vinlandia al territorio descubierto por ser en ellos muy común la vid silvestre.
De los descubrimientos de los escandinavos apenas se tuvo noticia en Europa y no tuvieron trascendencia, por ello se considera que el descubridor del país fue Juan Cabot marinero italiano al servicio de Inglaterra, que fue el primer explorador oficial en llegar en 1497 al norte del actual Canadá; nombre cuyo origen es incierto, aunque lo más probable es que derive de la palabra nativa Kanata que significa cabaña o poblado. 
La colonización del territorio se debió a los franceses, cuando Juan Verazzano, marino al servicio del rey de Francia, tomo posesión del territorio en 1524, dándole el nombre de Nueva Francia, pero fue Jacques Cartier en 1535 quien inicio la exploración al país al remontar el río San Lorenzo hasta llegar al lugar donde hoy se encuentra Montreal. 
En el siglo XVII comenzó la organización de la colonia, cuando Samuel Champlain contribuyo a la fundación de Port Royal, en Acadia (actualmente Nueva Escocia) y en la explotación del país cuya principal riqueza era la peletería; los comerciantes de pieles se esparcieron rápidamente al interior, y a lo largo del río San Lorenzo y de los Grandes Lagos, pero la escasa inmigración frenó la colonización. 
A diversas compañías  se había concedido la explotación del territorio, pero en 1633 el rey de Francia Luis XIV, por iniciativa de Juan Bautista Colbert ordeno un nuevo impulso para la Nueva Francia.

La colonia ya no tendría que depender de las compañías limitadas por las pérdidas y ganancias de un balance comercial. Por el contrario, la Nueva Francia sería una colonia real sujetada a la autoridad directa del rey Luis XIV.
La emigración cuidadosamente dirigida por Colbert, y la buena administración de la colonia condujeron a su autoabastecimiento y en consecuencia, al asentamiento en ella de euros colonos, establecidos a lo largo del río San Lorenzo. La colonia pasó de 2000 habitantes en 1660 a 10,000 en 1680.
En 1670, con la fundación por la Corona Británica de las Compañías de la Bahía de Hudson, se inició un periodo de rivalidades comerciales y territoriales en Canadá entré Gran Bretaña y Francia.
A principios del siglo XVIII empezó la injerencia de ingleses en Canadá, donde conquistaron una pequeña colonia llamada Arcadia (Nueva Escocia e Isla del Príncipe Eduardo), y ante la presión de Inglaterra, en 1713, de firmo el Tratado de Utrech por el cual Francia cedió a Inglaterra además de Arcadia, Terranova y los territorios de la Bahía de Hudson. Como consecuencia Francia edificó la fortaleza de Louisbourg, para proteger la entrada del río San Lorenzo, y evitar cualquier ataque de los enemigos. Esta fortaleza cayo en manos de los ingleses en 1758.
Las colonias británicas tenían una población superior a la de Canadá y decidieron anexares a ese territorio; se produjo una guerra que duró siete años (1756-1763), donde lucharon ingleses y franceses, al término de esta, Nueva Francia, después de capitular en Montreal, fue cedida a Gran Bretaña por el Tratado de París que se firmó en 1763.
La anexión trajo como consecuencias que se concedieran todos los cargos a los ingleses, excluyendo a los católicos franceses de la administración y del ejército. Esto produjo un descontento general y para calmar las cosas se dicto en 1774 el Acta de Québec, donde se reconocía la libertad religiosa y se permitía a los franceses a participar en la administración y en la milicia. La antigua legislación francesa fue restablecida; los habitantes de habla francesa tuvieron su sistema legal de tradición neoromanista, su idioma francés y su religión católica.
El gobierno británico no intento atraer colonos en gran escala a Canadá. Sin embargo, con la firma del Tratado de Versalles, Inglaterra reconoció la independencia de las 13 colonias de Norteamérica; lo que trajo como consecuencia que un gran número de norteamericanos (40,000) fieles a Gran Bretaña emigrarán a Canadá.

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